Se despide así el Pucela de conseguir el ascenso virtualmente esta temporada y toca analizar ya no los errores pequeños que condicionan cada partido, sino la base del problema. Es hora (aunque quienes lo provocan quieran mirar hacia otro lado) de que los verdaderos culpables cambien de ser o dimitan si realmente quieren ver a este equipo donde se merece.
Es cierto que ayer en Zorrilla hizo más daño el colegiado cántabro que los maños, a sabiendas de que el fútbol es un deporte elegante y en ocasiones el rival parecía hacerse a la lucha libre con tal de no dejar pasar el balón. Porque así acaban las tristes historias, de una forma dolorosa pero definitiva, asegurando que ya no sentirás más dolor y que lo próximo con total seguridad sólo puede ser una alegría.
1-2 fue el resultado final, injusto en opinión de muchos pero de nada sirve ya las optimistas ideas de "se jugó bien". El Real Zaragoza acabó con 10, pero el partido debió de haberse parecido a un encuentro de fútbol 7.
Hemos caído bajo, pero no tanto como puede parecer. toca cambiar todo y volver a coger optimismo, toca resarcirse y toca, como hoy en la final de rugby, volver a llenar el José Zorrilla.
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