La verdad duele

Cada vez se hace más difícil escribir sobre el Real Valladolid. Un equipo que hasta hace unas semanas al menos daba alguna alegría en forma de goles y goleadas. Ayer se vio la dolorosa verdad, y es que muchas veces la verdad más amarga es mejor que la mentira más dulce, y ayer se desveló la realidad.

Si a algún seguidor blanquivioleta le quedaban esperanzas de optar al "play-off", ver el partido de ayer en Butarque le arrebató toda ilusión futbolera. De nuevo se volvió a ver la misma imagen de pasotismo que se dio en León, Gerona, Miranda.. y varias veces en Zorrilla. Una defensa que espera hasta que ya es tarde, un centro del campo inexistente que no encuentra (si es que busca) maneras de crear juego, unos delanteros que últimamente creen más eficaz el individualismo por la escasa fe en sus compañeros, y un portero al que sus defensas le hacen parecer peor de lo que realmente es.

Cuatro goles se pudieron ver ayer en Madrid, tanto en el Bernabéu como en Butarque. Es cierto que el Pucela dispuse de algunas ocasiones para abrir el marcador, empatar o incluso irse con dignidad; pero para cuando volvieron a mostrar intención, el Leganés tenía claro que no se iba a dejar.

Algún aficionado se acordó de cuando jugaban aquí Omar Ramos, David Timor o Lluis Sastre, tres jugadores que nunca llegaron a lucir y que ayer se podían identificar sólo por la camiseta que llevaban. Guillermo abrió el marcador de un cabezazo con la portería libre de un Kepa que decidió cubrir el pase antes que al delantero. Antes del descanso Gabriel puso tierra de por medio en una jugada bastante predecible para los que lo veíamos desde casa.

Finalmente, Sastre de libre directo y Szymanowski dejaron el marcador con el resultado final.

Como diría Miroslav Djukic, "somos valladolid", no somos tontos. La próxima jornada Zorrilla recibe la visita del Real Zaragoza y sólo un cambio radical, que irónicamente es difícil que pase, evitará que la afición exprese su cabreo tanto con los jugadores que no luchan por el escudo como con M.A. Portugal, que sólo parece saber pedir perdón pero no remediarlo.

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