Dos días nos quedan para la gran final a la que todos los clubes de Europa allá por el mes de Septiembre e incluso los que juegan las fases previas en Agosto desean llegar. Este año como ya ocurriera en el año 2014 los dos equipos punteros de la capital de España serán los que la jueguen, trasladando el partido al Giuseppe Meazza. Aquel cabezazo que llevaba el partido a la prórroga y posteriormente al Real Madrid a coronarse campeón de Europa por décima vez queda ya en aguas pasadas.
El Real Madrid arrancaba su campeonato con nuevo entrenador Rafa Benítez, el conjunto blanco realizaba una fase de grupos impecable ganando todos los partidos excepto un empate que se dejaba frente al PSG en territorio francés aunque el conjunto de Chamartín dejaba dudas a sus aficionados en cuanto al juego, unas dudas que también veía la directiva y la que decidía nombrar como nuevo entrenador a Zidane, que se encontraba un grupo resquebrajado y lograba unir para llegar hasta esta final de Milán. En octavos el sorteo le deparaba enfrentarse a la Roma y a la que eliminaba con un balance (4-0), los cuartos traían consigo un enfrentamiento contra el Wolfsburgo alemán a priori el rival más fácil y el que sin duda más complicado se lo puso a los chicos de Zidane, en la ida el Real Madrid perdía (2-0) pero en la vuelta una noche mágica en el Bernabéu y la aparición estelar de Cristiano Ronaldo con un hat-trick ponía al conjunto que entrena Zidane en semifinales. En semifinales era el City de Pellegrini el que iba a intentar quitarle el sueño europeo al Real Madrid, no sería hasta la vuelta dónde quedaba finiquitada la eliminatoria, y sería el galés Gareth Bale con un poco de suerte el que metía al Real Madrid a la gran final. Una gran final dónde Zidane no podrá contar con Arbeloa ni Varane.
Por su parte el conjunto que entrena el Cholo Simeone podemos decir que ha ido de menos a más en esta competición. Los rojiblancos se clasificarían como primeros, eso si, para hacerlo lo tendrían que hacer en la última jornada de la fase de grupos. En octavos el Atlético era emparejado frente al PSV, un conjunto muy inferior, quizás la presión de ser el favorito es algo que no maneja bien el Atlético y la razón es que no logró meter un gol a los holandeses dónde la eliminatoria se decidió en una tanda de penaltis agónica en la que Juanfran se convertía en el héroe del Calderón (8-7). En cuartos el Barcelona sucumbía ante los de Cholo, tras perder en la ida (2-1) la afición colchonera alentó a su equipo y lograban el pase a semis con un (2-0) frente al conjunto azulgrana. En semis más sufrimiento y posterior alegría para los de la ribera del Manzanares. en la ida un gran Saúl y un imperial Oblak hacían que el Atleti llevara una ligera ventaja a Alemania (1-0), allí el Atlético iba perdiendo al descanso con un gol de Xabi Alonso y pero hubiera sido si Oblak no hubiera parado un penalti. En la segunda parte el conjunto rojiblanco sacaba honor y espíritu para empatar la eliminatoria, pero en el 75 ponía Lewandoski el 2-1 y daba emoción al partido, una emoción que podía haber cerrado Torres pero el delantero colchonero tambien fallaba el penalti. Supo sufrir el Atlético de Madrid y hoy desea con ganas de que llegue el Sábado.
¿La primera del Atlético o la undécima del Real Madrid? Todo se decide en Milán, lucha, rivalidad, gloria...
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