Esto no es Zorrilla

Y la desesperación inundó Zorrilla.

Sólo el golazo de un intrépido Juan Villar evitó el desastre blanquivioleta en el 92'. Hizo justicia a un partido que ninguno de los dos equipos mereció ganar.

Varias cosas están claras en Valladolid, el equipo lo forman más personas que corazones, se pueden contar con los dedos de una mano a los jugadores que pelean cada partido en busca del gol, y que aunque las matemáticas se empeñen en dar esperanzas, la realidad es que no se hace un fútbol de Primera. El fútbol sería injusto (más aún), si el Real Valladolid consiguiera plaza de play-off dando ésta imagen.

Sólo 15 minutos al final del partido, cuando los 11 que aparentemente estaban jugando quisieron intentar ganar, consiguieron fácilmente intimidar la portería de Casto que, finalmente, cedió ante una maravilla en el descuento.

Pudo adelantarse el conjunto andaluz en el primer tiempo con una jugada que acabó en "un uno contra uno" sin acierto, y Roger obligó a lucirse a Casto con una buena volea, pero el marcador ni se inmutó.

En la segunda mitad, una buena contra finalizada con un cabezazo de Quique (ex-blanquivioleta) puso el 0-1 y reflejó lo que todo Zorrilla veía en el campo.

Esto no lo arregla la calidad de los jugadores, la decisión de Portugal ni la buena vista de Braulio para fichar. Sólo lo arregla la fe, el sentimiento de pertenecer a un club y dar la vida por él.

Como aficionado blanquivioleta no es la primera vez que siento vergüenza de lo que veo, pero si la primera ocasión en la que reconozco que mi fe ciega no es por futbolero, es porque yo si que me siento parte de éste club y, aunque veo que quienes juegan desprecian la camiseta, tengo esperanzas de que ocurra un milagro, porque no sería la primera vez que el pucela se cae y puede volver a levantarse.

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